Avicena: el erudito persa que dio forma a la ciencia, la medicina y la filosofía modernas

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Autor: Darius Sepehri para The Conversation | Traducción: Aaron P. Mourtada

Hace más de mil años, Nuh ibn Mansur, el príncipe reinante de la ciudad medieval de Bukhara, cayó gravemente enfermo. Los médicos, incapaces de hacer nada por él, se vieron obligados a llamar a un joven llamado Ibn Sina, que ya era conocido, a pesar de su corta edad, por sus amplios conocimientos. El gobernante fue sanado.

Ibn Sina fue un filósofo, médico, farmacólogo, científico y poeta persa del siglo XI, que ejerció un profundo impacto en la filosofía y la medicina en Europa y el mundo islámico. Era conocido en el Occidente latino como Avicena.

El Canon de la medicina de Avicena, traducido por primera vez del árabe al latín durante el siglo XII, fue el libro de referencia médica más importante de Occidente hasta el siglo XVII, introduciendo la terminología médica técnica utilizada durante siglos después.

El Canon de Avicena estableció una tradición de experimentación científica en fisiología sin la cual la medicina moderna tal como la conocemos sería inconcebible. Por ejemplo, su uso de principios científicos para probar la seguridad y eficacia de los medicamentos forma la base de la farmacología y los ensayos clínicos contemporáneos.

Avicena ha aparecido recientemente en las noticias por su trabajo sobre los contagios. Produjo una versión temprana de la teoría de los gérmenes de la enfermedad en el Canon, donde también abogó por la cuarentena para controlar la transmisión de enfermedades contagiosas.

Excepcionalmente, Avicena es el raro filósofo que se volvió tan influyente tanto en una cultura filosófica extranjera como la suya propia. Algunos lo consideran el más grande pensador medieval.

Bukhara, la ciudad natal de Avicena.

Nacido como Abdallah ibn Sina en el año 980 E.C. en Bukhara, (actual Uzbekistán, entonces parte del imperio Samanida). Avicena fue prodigioso desde su juventud, afirmando en su autobiografía haber dominado toda la filosofía conocida a los 18.

La producción de Avicena fue extraordinariamente prolífica. Una estimación de su obra cuenta 132 textos. Estos cubren materias como la lógica, filosofía natural, cosmología, metafísica, psicología, geología y más. ¡Algunos de estos textos los escribió a caballo, mientras viajaba de una ciudad a otra!

Su trabajo fue una especie de enciclopedia, reuniendo las diversas tradiciones de la antigüedad tardía griega, el período islámico temprano y la civilización iraní en un sistema de conocimiento racional que cubre toda la realidad.

Los textos de Avicena se forjaron a partir del colosal movimiento de traducción greco-árabe que tuvo lugar en el Bagdad medieval. Estos textos posteriormente jugaron un papel clave en el movimiento de traducción del árabe al latín que devolvió la filosofía de Aristóteles, de una manera muy enriquecida, al pensamiento occidental.

Un comentario en latín sobre el canon de medicina de Avicena por el médico italiano Gentilis de Fulgineo, año 1477.

Este fue un capítulo en la historia de la transmisión a gran escala de conocimientos del mundo islámico a Europa.

A partir del siglo XII, Avicena dio forma al pensamiento de los principales pensadores medievales europeos. Los escritos de Santo Tomás de Aquino incluyen cientos de citas de Avicena sobre temas como la providencia de Dios. Aquino también trató de refutar algunas de las posiciones de Avicena, como la que sostenía que el mundo era eterno.

Libro de curación

Kitab al-shifa’ de Avicena, El libro de la curación, fue tan influyente en latín como su Canon médico.

Dividido en secciones que abarcan lógica, ciencia, matemáticas y metafísica, produjo tesis muy influyentes sobre la distinción entre esencia y existencia y el famoso experimento del hombre flotante, que tiene como objetivo establecer cómo el alma es innatamente consciente de sí misma.

Dibujo de organos del cuerpo, «Qanun fi al-Tibb» (Canon de la Medicina) de Avicena

Un Pionero Médico

El Canon de Avicena sintetiza brillantemente la medicina islámica con la de Hipócrates (460 – 370 a. C.) y Galeno (129 – 200 d. C.). También hay elementos de la antigua medicina persa, mesopotámica e india. Esto se complementó con la amplia experiencia médica de Avicena.

Un doctor visita a un paciente. Miniatura persa del Siglo XIV E.C.

En el Canon, Avicena introdujo diagnósticos y tratamientos para enfermedades desconocidas para los griegos, siendo el primer médico en describir la meningitis. Hizo nuevos argumentos para el uso de anestésicos, analgésicos y sustancias antiinflamatorias.

Adelantandose las nociones modernas de prevención de enfermedades, Avicena propuso que los ajustes en la dieta y el ejercicio físico podrían curar o prevenir enfermedades. Avicena también fue vital para el desarrollo de la cardiología, la pulsología y nuestra comprensión de las enfermedades cardiovasculares.

Las descripciones detalladas de Avicena del flujo capilar y las contracciones arteriales y ventriculares en el sistema cardiovascular (la sangre y el sistema circulatorio) ayudaron al erudito árabe-sirio Ibn al Nafis (1213-1288), quien se convirtió en el primer médico en describir la circulación pulmonar de la sangre, el movimiento de sangre desde el corazón a los pulmones y de regreso al corazón.

Esto sucedió en 1242, siglos antes de que el científico William Harvey llegara a la misma conclusión en la Inglaterra del siglo XVII.

Médico que toma el pulso de una mujer, de un manuscrito medieval del Canon de Avicena.

Medicina Holística

Otro aspecto innovador del Canon de Avicena es su exploración de cómo el bienestar de nuestro cuerpo depende del estado de nuestra mente y de la interacción entre la salud del corazón y nuestra vida emocional.

Esta conexión se ha visto en los últimos meses, con médicos que describen aumentos en el daño cardíaco debido a las presiones psicoemocionales de la pandemia.

La recomendación de Avicena hacia una comprensión de la salud interrelacionada, orgánica y basada en sistemas le da a su pensamiento una relevancia universal y continua.